La actualidad tecnológica ofrece un sinfín de posibilidades para los usuarios, tanto a nivel básico como a niveles avanzados. El ámbito de las telecomunicaciones, los dispositivos móviles, las redes sociales y los medios audiovisuales han experimentado un gran desarrollo en los últimos tiempos, debido a la innovación en investigaciones, pero debido también a la competencia de las marcas de dichas áreas, resultando en beneficios para el usuario. Estas posibilidades y beneficios son aprovechados tanto por los medios publicitarios, de comunicación, de producción, y, por qué no, de educación.
En países como Finlandia, por ejemplo, la implementación de la tecnología en la educación se ha hecho de gran manera, a partir de un estudio inteligente de las necesidades educativas y su equivalente tecnológico. Es así que los estudiantes disponen no solo de laptops, sino también de otras tecnologías como pizarras electrónicas, y en algunos casos con mesas de trabajo táctiles, redes sociales internas, etc.
La manera en que esta tecnología ha afectado la manera de enseñar también es clara. Ya no solo se trata de letras, letras y números, números. Ahora también se maneja mucho el ámbito audiovisual pero sobre todo el interactivo, de tal manera que el estudiante pueda intervenir también en su proceso de aprendizaje. En las universidades, por su parte, se crean aplicaciones para dispositivos móviles en las cuales los alumnos también pueden procesar la información de las clases, mientras que cada vez los websites de los centros educativos se hacen más interactivos para los alumnos.
Se puede dar el caso de una educación en la que, paralelamente, se disponga de las clases “reales”, por decirlo así, más una asesoría online mediante videoconferencia o aplicaciones inteligentes que ayuden a los alumnos en su aprendizaje. Esto motiva a que, por su parte, los alumnos también busquen integrarse a estas tecnologías, y tengan iniciativas como lanzar boletines estudiantiles online o iniciativas similares.
Asimismo, el estudiante encuentra en la aceptación a las tecnologías que son comunes para él una opción de aprendizaje más libre y amigable. El maestro se encuentra frente a un grupo más “manejable” en tanto puede integrarlos e interactuar con ellos mediante la tecnología. ¿Es esto el futuro? Quizá, pues las tecnologías pueden cambiar tan radicalmente. Lo que sí es el futuro es la manera cómo esta tecnología moldea ya no solo la educación, sino la manera de aprender —y aprehender— las cosas.
El lenguaje humano cambia. La comunicación humana cambia y los humanos cambian, pues “usan” su cerebro de una manera distinta, adaptada a las posibilidades que le ofrece la tecnología, mucho más simultánea, informativa, visual e interactiva. Eso sí es el futuro, y las instituciones educativas deben adaptarse cuanto antes no solo por adaptarse sino más por explotar todo el potencial posible que se puede explotar a las tecnologías. Sino, estamos frente al camino, al triste camino del obsoletismo inútil que terminará incomprendiendo y censurando a las futuras generaciones de jóvenes, ávidos por información, sí, pero por una información “diferente”.
Tema de Hoy 